Que cinco años no es nada...

Este cava fue catado en dos copas diferentes, en la flauta tradicional y en una copa de vino blanco, y no es tontería ni exageración la gran diferencia que se percibe entre ambas.

En primer lugar la densidad del color y la burbuja:

En la copa de flauta el color amarillo pajizo se mostraba muy pálido cuando en la copa de vino blanco refljejaba claros tonos dorados.

En la primera, la burbuja que se iniciaba gruesa, enseguida se afinaba y se distribuía dando muy poca sensación visual carbónica mientras que en la segunda copa la burbuja igualmente fina, se mantenía persistententemente formando hilos ascendentes que terminaban en delgadísimos remolinos que buscaban la pared de cristal.

En la copa de flauta los aromas se muestran más esquivos pero con perseverancia, se avienen a mostrarse notas de bollería, mantequilla y pétalos blancos.

En la copa de vino estos aromas son claros, distinguibles y más intensos pero además la grasa parece aumentar en volumen y asoma una deliciosa frescura de piedra blanca mojada, cantos de río entre los saltos de la corriente acompañados de chispas de anís. Me centro en esta copa y me extasío con el goloso olor a manzana asándose en el horno perfumada con notas de melocotón, cítricos y miel de su azahar, y cubierta con una finísima capa de canela.

Más tarde, la elegancia de la hierbabuena parecería cerrar un hermoso círculo olfativo que se inició con pétalos blancos, recorrió la repostería, nos inundó en fruta y se despidió con especias y hierbas dulces. Y digo parecería porque aún se guardaba alguna carta bajo la manga... Entretanto las burbujas se empequeñecían hasta lo imposible convirtiéndose en meras chiribitas.

Y llegamos a la tercera capa de este interesantísimo relieve olfativo que se inicia con unas sutiles notas amargosas y unos levísimos tostados, sí, por fin. que son claramente potenciados por la canela.

La boca se muestra muy elegante desde el inicio con una esmerada armonía entre la fruta fresca y los frutos secos. El final eleva los tostados y antes de desaparecer te hace un guiño punzante, ligero, travieso, con incisiva risa. Su paso durante el recorrido si bien es ligero no es acelerado y el final, persistente. Que no engañe su alegría, su brío, no es un cava intrascendente. El carbónico es apenas perceptible, no más que una suave caricia dentro de esa armoniosa y casi invisible estructura que envuelve levemente untuosa. Belleza de sabor y tacto otorgada por una muy juiciosa elaboración que ha realzado el músculo de una excelente pinot noir con la delicadeza y elegancia de una exquisita chardonnay.

Mas no creo que este cava haya hecho más que mostrarse. Parafraseando el viejo tango "...cinco años no es nada..." para un cava que si bien ya se muestra delicioso, sin duda va a ganar en seriedad con los meses e incluso los años y deberíamos imponernos la obligación de observar su transición de infante de compleja personalidad a egregio adulto cuya hermosura le concede el derecho y el deber a seducir y enamorar.

Cata de Puck

Recomendado por 1 usuario
  1. #1

    JaviValencia

    Viendo tan impresionante cata me están dando ganas de abrir una de las botellas que nos quedan. Aunque no tuve la fortuna de disfrutar de forma presencial esa cata leerte me ha trasladado a ese instante y he podido percibir esas sensaciones.

    XXX

  2. #2

    Mara Funes

    en respuesta a JaviValencia
    Ver mensaje de JaviValencia

    Gracias... eso es sin duda lo que persigo :D

    Mara
    www.verema.com/blog/el-bosque/
    www.verema.com/blog/puck/

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