Rojo guinda de capa muy baja y borde teja. Limpio y con brillo. Aún no se ha convertido en barro.
La nariz va de menos a más; cuando lo descorchamos parece que está al borde de la muerte, que se mantiene temblando, y sin embargo, con el aire, poquito a poco parece que se reaviva. De los primeros toques mortecinos de cueros, sangre, hojas de sen, humedad y pólvora, pasamos a alguna fruta negra, al Licor del Polo, al azafrán, al monte bajo y al pimiento rojo.
Boca fina, clásica, fluida y hecha. Todavía notamos astringencia, una acidez palpable y un sentido de la barrica muy clásico. Alcohol presente. Endrinas, apuntes licorosos, canela, matices animales y unos terciarios que en este caso han ido decayendo.
Final de intensidad media-alta.
Arquetípico, noble y cambiante. No obstante, su momento ya ha llegado. Para beberlo cuanto antes.

Cereza-marronoso de capa media, con más estabilidad y concentración de color que la inmensa mayoría de Rioja de la misma añada. Borde anaranjado, amplio.

Aromas de buena intensidad. Abundan las notas avainilladas y lácteas que nos hacen pensar en un cambio en el diseño de los vinos de la bodega. Un Rioja más moderno y con un claro parecido a los actuales. Aparecen notas de fruta muy madura, compota de naranja, marchitos y un fondo de flores secas y especias. Sin grandes alardes y sin acabar de arrancar del todo pero impecablemente bien elaborado.

En boca es equilibrado, suave y completamente pulido, con una factura más clásica de lo esperado. El tiempo lo ha pulido y ha suavizado una ligera arista tánica que aún se percibe. Acaba de asomarse al del abismo, con una acidez más que suficiente y un fino nervio que lo mantiene con vida y nos permite beberlo pero ya claramente fatigado. Mejor no guardar durante más tiempo y disfrutarlo ahora. Esperábamos más...

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/06/vina-monty-1981-gran-reserva.html