Restaurante Saboya 21 en Tarazona
Restaurante Saboya 21
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:

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Precio desde:
17,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
42 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.6
Comida COMIDA
8.1
Precio medio entorno ENTORNO
8.2
RCP CALIDAD-PRECIO
8.2
Caracoles a la brasa rellenos de perretxikos
Carpaccio de rape y pulpo con helado de pimienta y blinis de coco
Rodaballo a la brasa con cebollitas glaseadas.
Colmenillas Saboya 21
Opiniones de Saboya 21
OPINIONES
10

Restaurante Big Gourmand Michelin en un precioso edificio modernista del casco histórico de Tarazona (Zaragoza), con amplios ventrales con vistas a la Catedral y el cauce del río Queiles. Para compartir al centro:

* Caracoles a la brasa rellenos de perretxikos. Similar a los caracoles a la "llauna" con el toque de esta exquisita seta.

* Carpaccio de rape y pulpo con helado de pimienta y blinis de coco. Refrescante platazo, elegante y sutil.

* Colmenillas rellenas Saboya 21: Plato estrella del restaurante con todo el sabor del bosque.

De plato principal:

* Rodaballo a la brasa con cebollitas glaseadas. Buena ración y perfecto punto del pescado.

Postre:

* Piña a la brasa con helado a la brasa.

De bebida vino D. O. Campo de Borja -  Vino Garnacha Salvaje del Moncayo 2019

Imprescindible si vas a Tarazona, junto al Ullate.

 

  • Caracoles a la brasa rellenos de perretxikos

    Caracoles a la brasa rellenos de perretxikos

  • Carpaccio de rape y pulpo con helado de pimienta y blinis de coco

    Carpaccio de rape y pulpo con helado de pimienta y blinis de coco

  • Rodaballo a la brasa con cebollitas glaseadas.

    Rodaballo a la brasa con cebollitas glaseadas.

  • Colmenillas Saboya 21

    Colmenillas Saboya 21

Poco que añadir a la magistral exposición de Aurelio.
El restaurante me sorprendió gratamente, tiene un nivel que muchos quisieran en capitales de provincia: cómodo, bien decorado, menaje completo y de calidad, panes de diferentes tipos, servicio profesional,...decir que lidiaron perfectamente con todo el coperío que supone la Quedada Maña es decir mucho, cumplieron con nota y eso no es nada fácil.
Por destacar me encantó la achicoria, típica de Tarazona, las colmenillas y el bacalao. Postre también muy rico.
No me gustaron mucho las pochas con oreja, demasiado componente de ésta última en el plato y a mí no me va, las hubiera disfrutado más con un poco de chorizo y ya está.
El pulpo a la brasa estaba un poco duro.
De todos modos el nivel global gastronómico me pareció muy alto y tuvimos un exclente marco para celebrar el encuentro. Indudablmente la presencia de Toño se notó.
Intentaré volver con más tiempo para visitar con tranquilidad Turiaso y comer allí.

En pleno “mogollón” de Tarazona, en una de las callecicas más vividas del monumental municipio (C/Marrodán), encontramos este bien llevado negocio.

En la planta baja, es un bar-cafetería de las de siempre, Cafetería Amadeo I, una de las barras mejor surtidas y más concurridas de esta preciosa ciudad.

Y en la planta alta, este pedazo de restaurante, el Saboya 21.

Se percibe desde que subes que no se han escatimado recursos para su reforma, que data del 2006. Así, te encuentras unas salas amplias, espaciosas, con reservados, bien iluminadas naturalmente vía unos grandes ventanales que ofrecen magníficas panorámicas de la catedral allá en lo alto… Y decoradas con gusto y esmero, estilo ecléctico, muy “de decorador”.

Nos acomodaron en un coqueto reservado.

Atmósfera cálida, elegante pero festiva.

En cuanto a la cocina, se trata de una cocina tradicional turiasonense, de mercado, ejecutada por una mano aventajada e inquieta que aporta interesantísimas cositas a sus platos.

Teníamos un menú concertado, pues se trataba del acto central de la “V Quedada Maña”, organizada magistralmente por Juan Antonio Calvo, alias Toño, alias Arp(t)ista. Después de la brutal Cata vertical integral de El Nido con la que nos agasajó... nos condujo a este soberbio restaurante.

Ahí va la comanda, ¡ahí es nada!:

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Madejita de achicoria con vinagreta de mostaza y maíz garrapiñado. Sí señor. Un comienzo muy logrado. “Están ustedes en Tarazona” nos quisieron decir con este plato. Y Toño se encargó de recalcarlo: “La achicoria es nuestra, de Tarazona, se toma en algún otro lugar, pero es algo realmente típico y originario de mi ciudad”. El plato era una locura. La achicoria es un delicioso vegetal que se usa en ensalada, a caballo entre la endivia y la escarola. A una se parece en la textura, pero más fina y delgada, y a otra recuerda en el sabor. Pues bien, la habían presentado en un gracioso hatillo, y con una vinagreta de escándalo, de cítricos y mostaza, y adornado con unos panizos garrapiñados…

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Pochas de Tarazona guisadas con brocheta de oreja en tempura. La pocha, típica también de la zona, es una alubia blanca tierna, que presenta la peculiaridad de que se cocina en fresco, no se le deja secar coma al resto de las alubias. Ello exige una mano experta en cocina, pues requiere otro tipo de elaboración, mucho más breve que las alubias, ya que enseguida adquiere el punto. Magnífico en este caso el punto de cocción y el acompañamiento, unos buñuelitos de oreja en brocheta que quitaban el sentío.

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Colmenillas rellenas a la crema de foie con pastel de espárragos blancos. Tradicional presentación de esta maravillosa y peculiar seta, a la crema de foie, pero aquí le dieron el toque distintivo añadiéndole un liviano pastelillo de espárragos.

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Pulpo a la Queimada en tkikito y mil hojas de patata. El braseado de pulpo exhibió un buen sabor, pero se les quedó algo seco, la textura era mejorable. El parmentier, muy gustoso.

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Bacalao crocante con pil-pil de boletus edulis y caviar de vizcaína. Chapeau. El continente era un rebozado recio y crujiente, yo creo que de maíz, que sellaba herméticamente al contenido, una excelsa pieza de babalao que se hizo ahí dentro en sus jugos. El pil-pil de hongos y las huevas de vizcaína redondearon la sapidez de este plato estelar.

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Taco de cochinillo envuelto en kataifi sobre salsa de manzana y miel. Sabroso, meloso, buena puesta en escena. La fina pasta de fideos únicamente sujetaba. La dulzura de la miel y la acidez de la manzana fueron buenos compañeros de viaje del gorrín.

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Couland de chocolate caliente con helado de coco. Adecuado final, otra buena pareja de baile, el choco y el coco. El helado de coco, sublime.

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El menú no incluía las bebidas, que fueron aportadas por nosotros, los mañoforeros.

Hago seguir la relación de vinazos, que quede para el recuerdo:

- Champagne Pascal Doquet Blanc de blancs
- Champagne Les Vignes de Montgueux Extra brut Blanc de blancs, de Jacques Lassaigne
- Dönnhoff Hermannshöhle Riesling 2009 (impresionante jéroboam que nos bebimos como si fuera una benjamín)
- Pago de Valtarreña 2009, de Carmelo Rodero
- Alto Moncayo 2009 (sí, el 100 puntos Parker)
- Aquilón 2006 (¿y éste entonces cuántos puntos Parker debería tener?... ¿200?)
- Pajarete, de A. de Muller

Bien tratados y servidos, con constantes cambios de copas.

Destacar la amabilidad y profesionalidad del servicio, su infinita paciencia… y una constante en la gente de Tarazona: las ganas de agradar.

Bueno, pues después de lo dicho… ¿Cómo no vamos a volver? ;-)

En una visita rápida a la población, acabamos comiendo en este restaurante con el menú diario de 15,50 € con vino de la zona muy correcto y bien servido,(existe también un menú de festivos sobre los 20 €, todo incluido). Local agradable, con mesas separadas convenientemente, manteleria, vajilla y cristalería muy correctas. Servicio de sala muy profesional, eficiente, rápido y agradable. Menú amplio, con excelente rcp, platos muy bien presentados, cantidades adecuadas y bien cocinados. Por lo visto en la carta, también muy recomendables y interesantes los platos, con precios correctos. Excelente opción en la restauración de la población y zona de influencia. Muy recomendable !
A destacar y también muy recomendable una visita a la población, con pequeños tesoros escondidos, entre sus callejuelas en el itinerario señalizado del casco antiguo. A destacar principalmente, entre otros, el Ayuntamiento y su excepcional Catedral renacentista,de visita obligada, recientemente reabierta después de una larguísima restauración, ejecutada con gran acierto y profesionalidad.

Estuvimos en el restaurante Saboya 21 estas navidades y comimos de maravilla. Pedimos varios entrantes al centro: Ensalada de carco romo con vinagreta de paté de oliva (nunca habíamos comido cardo en esnsalada, estaba tiero como el agua y la vinagreta todo un acierto), carpaccio de salmón con huevos de codorniz que estaba muy rico y unas alcachofas de la zona con foie que estaban espectaculares. De segundo: chuletón a la brasa que estaba en su punto, costillar de ibérico, recomendado por el maitre, buenísimo y chipirones con romesco casero que estaban muy buenos. De postre: culand de chocolate caliente y helado de requesón con nueces, que si la comida estaba buena..., los postres merecen una mención aparte. Para beber " Pagos del Moncayo" de la zona y nada caro( todo un descubrimiento)
y cava "Agustí Torelló" que ya lo conocíamos.
La decoración todo un acierto con detalles navideños en las mesas y un gran árbol de Navidad en el mirador.
El servicio muy amable y cordial.
Volveremos y lo recomendaremos

A juzgar por los comentarios anteriores creo que no tuvimos suerte ni acertamos en la elección de platos. El lugar, en la segunda planta de un café, es muy bonito. Bien decorado y con mucho estilo. El servicio atento pero ahora comentaré lo que a mi modo de ver no funcionó. Ibamos a comer setas y creo que nos pasamos...Porque el resto de los platos que veiamos desfilar no tenian mal aspecto. Para beber un Seis al reves que nos gustó mucho. Pedimos todos los platos para compartir y siempre animados por los comentarios del camarero que alababa las excelencias. Pues bien, él mismo nos sugirió platos que yo creo que sobraban y por otra parte el orden en que los fué trayendo fue totalmente equivocado. Comento:
- Colmenillas rellenas de crema de lechecillas con salsa de foie. Plato estrella de la casa. Muy bueno pero llegó el primero (debia haber sido el ultimo) y como teniamos hambre dimos cuenta de toda la salsa que era demasiado abundante y pesada. Nos han estado "pesando" las colmenillas durante 3 dias
- Boletus plancha que son diferentes segun nos comentó el camarero porque ponen una punta de pimenton. Pues bien,era todo aceite y pimenton hasta el punto no sabia nada mas que a eso.
- Vieria con boletus gratinada. Pesadisima. En lugar de bechamel tenia un queso fundido que ocultaba el sabor de todo lo demas. Menos mal que solo pedimos una pieza para compartir.
- Cigalitas plancha con ajo. Yo creo que esto debia haber sido el primer plato. Pues bien, llegó el ultimo. 12 cigalitas sin pelar con cabeza , patas y todo. En fin, poco presentable... pero la verdad es que no estaban del todo mal. Pero venir a Tarazona a comer cigalitas... pues, no
No tomamos nada mas aunque unos digestivos habrian venido muy bien... Eso si , nos los habrian traido de aperitivo.

la cuenta 80 € que no es muy caro pero desde luego no salimos nada contentos. Creo que la culpa fue al 50 % , por decirlo de alguna forma: nuestro mal acierto con algunos platos y el no aconsejar del camarero y el mal servicio en el orden.

No repetiremos de cualquier forma..

Sorprendente que un municipio como Tarazona de sólo 11.000 habitantes cuente con un restaurante de este nivel. Estética bien cuidada, mesas suficientemente separadas y ambiente agradable. El servicio fantástico, un gran ejemplo de lo sencillo que es hacer que el cliente se sienta a gusto y de lo complicado que es a veces encontrar sitios que lo consigan. Tienen un menú del día y otro de fin de semana pero nosotros optamos por la carta. Tomamos como entrantes Alubias moncainas con delicias de pato Mulard y Menestra de setas de temporada salteadas con foie, y de segundo Asado de ternasco con pataticas en su jugo y Solomillo de Ibérico a la brasa con salsa de pimienta verde. De postre Manjar helado de requesón con miel. Para beber un Pagos del Moncayo 100% Garnacha servido por copas porque había que conducir y nos dió reparo pedir la botella entera. Bien servido en copas Schott y muy bien de temperatura. Para finalizar y por cortesía de la casa nos sirvieron un Pedro Ximénez de los que se recuerdan mucho tiempo. En definitiva, sitio muy recomendable, para repetir.

Uno de los mejores establecimientos de la zona y el mejor de Tarazona sin duda.
Decoración impecable. Accesible por ascensor (todo un lujo para padres de familia). Trato excelente. Carta repleta de platos con connotaciones de la zona, grandes materias primas y elaboración moderna.
Carta de vinos sensacional. Yo, un enamorado del vino de la zona no me pude resistir al Alto Moncayo. Un grandísimo descubrimiento que tengo que agradecer a este foro.

Soy recien llegado ha este foro de Verema, y la verdad que navegando por el mismo, me he encontrado esta sección, y he querido hacer estos comentarios a este restaurante. Si visitar Tarazona es un verdadero placer, cuando llega la hora de comer, y estas en el mismo eje de Tarazona, te encuentras un restaurante en un primer piso que promete, con una decoración perfectamente integrada sin excesos pero muy cómoda y acojedora, una cocina donde los ves trabajar, una atención profesional, y unos platos imaginativos e integrados dentro de los productos que la zona ofrece, la carta de vinos me parece un lujazo, los precios más que razonables. Pero lo más importante es que cuando te levantas de comer despues de mantener una agradable conversación con el jefe de sala y el cocinero, te vas con el convencimiento de que quieres volver, un verdadero lujo.

Restaurante muy interesante ubicado en el piso superior de un antiguo café.
Nos presentamos a las 11 de la noche un martes de Semana Santa, pero nos atendieron sin ningún problema. Servicio muy cordial.
La cocina es entre vanguardista y tradicional, es decir, los productos y los platos son los típicos de la zona, pero la elaboración y el tratamiento es innovador. Los postres muy buenos y originales.
El servicio del vino es correcto; buenas copas y temperatura de servicio. La carta no es muy extensa, pero selecta y los precios ajustados (sin pasarse). Tiene buen surtido de vinos de postre; tokaij, vinos de hielo (del penedès), moscatos italianos, moscateles alicantinos...
El entorno magnífico; la decoración y la iluminación muy cuidada, las mesas grandes y bien separadas y las sillas muy cómodas.
(Puntuación: Creo que para una ciudad tan pequeña como Tarazona se merería la máxima puntuación, pero vamos a intentar no dejarnos llevar por el entusiasmo).

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