En pleno “mogollón” de Tarazona, en una de las callecicas más vividas del monumental municipio (C/Marrodán), encontramos este bien llevado negocio.
En la planta baja, es un bar-cafetería de las de siempre, Cafetería Amadeo I, una de las barras mejor surtidas y más concurridas de esta preciosa ciudad.
Y en la planta alta, este pedazo de restaurante, el Saboya 21.
Se percibe desde que subes que no se han escatimado recursos para su reforma, que data del 2006. Así, te encuentras unas salas amplias, espaciosas, con reservados, bien iluminadas naturalmente vía unos grandes ventanales que ofrecen magníficas panorámicas de la catedral allá en lo alto… Y decoradas con gusto y esmero, estilo ecléctico, muy “de decorador”.
Nos acomodaron en un coqueto reservado.
Atmósfera cálida, elegante pero festiva.
En cuanto a la cocina, se trata de una cocina tradicional turiasonense, de mercado, ejecutada por una mano aventajada e inquieta que aporta interesantísimas cositas a sus platos.
Teníamos un menú concertado, pues se trataba del acto central de la “V Quedada Maña”, organizada magistralmente por Juan Antonio Calvo, alias Toño, alias Arp(t)ista. Después de la brutal Cata vertical integral de El Nido con la que nos agasajó... nos condujo a este soberbio restaurante.
Ahí va la comanda, ¡ahí es nada!:
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• Madejita de achicoria con vinagreta de mostaza y maíz garrapiñado. Sí señor. Un comienzo muy logrado. “Están ustedes en Tarazona” nos quisieron decir con este plato. Y Toño se encargó de recalcarlo: “La achicoria es nuestra, de Tarazona, se toma en algún otro lugar, pero es algo realmente típico y originario de mi ciudad”. El plato era una locura. La achicoria es un delicioso vegetal que se usa en ensalada, a caballo entre la endivia y la escarola. A una se parece en la textura, pero más fina y delgada, y a otra recuerda en el sabor. Pues bien, la habían presentado en un gracioso hatillo, y con una vinagreta de escándalo, de cítricos y mostaza, y adornado con unos panizos garrapiñados…
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• Pochas de Tarazona guisadas con brocheta de oreja en tempura. La pocha, típica también de la zona, es una alubia blanca tierna, que presenta la peculiaridad de que se cocina en fresco, no se le deja secar coma al resto de las alubias. Ello exige una mano experta en cocina, pues requiere otro tipo de elaboración, mucho más breve que las alubias, ya que enseguida adquiere el punto. Magnífico en este caso el punto de cocción y el acompañamiento, unos buñuelitos de oreja en brocheta que quitaban el sentío.
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• Colmenillas rellenas a la crema de foie con pastel de espárragos blancos. Tradicional presentación de esta maravillosa y peculiar seta, a la crema de foie, pero aquí le dieron el toque distintivo añadiéndole un liviano pastelillo de espárragos.
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• Pulpo a la Queimada en tkikito y mil hojas de patata. El braseado de pulpo exhibió un buen sabor, pero se les quedó algo seco, la textura era mejorable. El parmentier, muy gustoso.
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• Bacalao crocante con pil-pil de boletus edulis y caviar de vizcaína. Chapeau. El continente era un rebozado recio y crujiente, yo creo que de maíz, que sellaba herméticamente al contenido, una excelsa pieza de babalao que se hizo ahí dentro en sus jugos. El pil-pil de hongos y las huevas de vizcaína redondearon la sapidez de este plato estelar.
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• Taco de cochinillo envuelto en kataifi sobre salsa de manzana y miel. Sabroso, meloso, buena puesta en escena. La fina pasta de fideos únicamente sujetaba. La dulzura de la miel y la acidez de la manzana fueron buenos compañeros de viaje del gorrín.
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• Couland de chocolate caliente con helado de coco. Adecuado final, otra buena pareja de baile, el choco y el coco. El helado de coco, sublime.
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El menú no incluía las bebidas, que fueron aportadas por nosotros, los mañoforeros.
Hago seguir la relación de vinazos, que quede para el recuerdo:
- Champagne Pascal Doquet Blanc de blancs
- Champagne Les Vignes de Montgueux Extra brut Blanc de blancs, de Jacques Lassaigne
- Dönnhoff Hermannshöhle Riesling 2009 (impresionante jéroboam que nos bebimos como si fuera una benjamín)
- Pago de Valtarreña 2009, de Carmelo Rodero
- Alto Moncayo 2009 (sí, el 100 puntos Parker)
- Aquilón 2006 (¿y éste entonces cuántos puntos Parker debería tener?... ¿200?)
- Pajarete, de A. de Muller
Bien tratados y servidos, con constantes cambios de copas.
Destacar la amabilidad y profesionalidad del servicio, su infinita paciencia… y una constante en la gente de Tarazona: las ganas de agradar.
Bueno, pues después de lo dicho… ¿Cómo no vamos a volver? ;-)
Joer, cómo has cuidado en la despedida del año!!! No me habría importado unirme a esa reunión ;-)
Alberto, veo que se te está quedando pequeña Galicia.
No estuvo mal, no estuvo mal...
Oye, pues pasas por Burgos, te subes en el coche de "los del Frente Burgalés" y...
;-)
Sería una opción muy recomendable ;-)
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