Re: La DO Rías Baixas tiene una tarea pendiente con los vinos de terruño
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Siguiendo el hilo, acabo de catar dos vinazos de terruño de 2018, son albariños del Salnés, más concretamente de Meaño. Viñedos en pérgola de sobre 50 años cercanos al mar sobre suelos arenosos de base granítica. Fermentados en inox y/o fudres de madera vieja con levaduras autóctonas, sin maloláctica, criados varios meses en los propios fudres. Son microproducciones de aprox 1.000 botellas. Respecto a la cata encuentro aromas comunes que reflejan la identidad del lugar: perfil muy salino y mineral, afilados y cítricos, notas florales y pedernal.
Por cierto, Paraje Mina fue descalificado por la DO imagino acusado de no tener tipicidad…
Creo que muchos consumidores habituales de albariños más industriales dudo que los reconocieran en una cata a ciegas cuando contradictoriamente éste es el perfil auténtico y sin maquillaje del albariño y no el obtenido de cientos de miles o millones de botellas con levaduras seleccionadas.
En fin, para mi dos auténticos vinos de paisaje que muestran su origen y lo bien que envejece y se complejiza en botella esta noble variedad (personalmente me gusta tomarlos maduros con al menos 5 años de botella). Creo que nada que envidiar a otros grandes vinos blancos de las mejores zonas del viejo continente, donde los precios son al menos tres veces mayores.
La cercana DO Bierzo demuestra que sí se puede seguir este camino de la identidad basándose en la clasificación del viñedo por municipios, parajes y parcelas.