Lo de las borgoñonas es un suplicio para los que tenemos casillas para apilar.

Lo de las borgoñonas es un suplicio para los que tenemos casillas para apilar. Y tengo reconocidos tres modelos que complican todavía más la cosa:

1 - La borgoñona de toda la vida, que es hasta cierto punto apilable con cuidado, porque es de paredes paralelas a pesar de la forma. Hay menor superficie de contacto, pero puedo rellenar las 5 alturas de cada una de mis casillas sin sufrir.

2 - La borgoñona ancha, que tienen muchos vinos del Ródano, que me descuadra un poco el sudoku, porque al ser un poco más ancha de "culo", no suele encajar bien. Además, la superficie lateral es más pequeña y el equilibrio más complicado. En España la usan los vinos Martelo o los de Comando G, por ejemplo.

3 - La borgoñona cóncava, que es es el drama. Suele ser muy poco la concavidad que presenta, pero eso ya imposibilita cualquier posible almacenamiento con un mínimo de seguridad. Cuando las apilas ya ves que cada botella balancea que da gusto. Han habido un par de accidentes en el último año, con algunas roturas, afortunadamente en blanco y rosado, que manchan menos.

Los formatos tipo las nuevas de los vinos de Álvaro Palacios, por ejemplo, mejor ni hablar.

Personalmente, por comodidad, no hay nada como una buena bordelesa de toda la vida. Puedes ir subiendo pisos sin que se inmuten.