Blog de Jordi Melendo

El vino y el deporte, por el Dr. Alfonso Cabeza

Hace ya un buen puñado de años la asociación Jóvenes Amigos del Vino organizó una jornada sobre el vino y la juventud en el marco de Intervin (Alimentaria), patrocinada por el Consejo Regulador de la D.O.Ca. Rioja (por aquel entonces presidida por Santiago Coello, un hombre sensacionalmente culto y afable). Entre las ponencias había una sobre el vino y la salud, que pronunció el Dr. Alfonso Cabeza, médico forense, conocido popularmente por ser ex presidente del Atlético de Madrid. Después de tantos años todavía mantengo contacto con el Dr. Cabeza y nos hemos visto muchas veces en en Madrid y hemos coincidido en otras capitales españolas. En su casa en Alcobendas hemos bebido juntos alguna Voll-Damm, su cerveza preferida.

Reproduzco íntegramente el capítulo dedicado a la relación del vino con el deporte de la conferencia del Dr. Alfonso Cabeza sobre el vino y la salud.

“Deporte = no alcohol. Es la ecuación rigurosa que ciertos ascetas del deporte, entrenadores o deportistas, con total intransigencia intentan englobar al buen vino en la lista de productos prohibidos. Los últimos trabajos en dietética deportiva, lejos de dar regímenes excepcionales de moda muchas veces están de acuerdo en que la alimentación del atleta debe ser simplemente la alimentación ideal, es decir, sana y equilibrada como en un hombre ordinario, complementando los esfuerzos musculares.

Pasteur decía del vino que era la más sana y la más higiénica de las bebidas.

Todas las otras bebidas presentan inconvenientes. El jugo de frutas es a veces mal tolerado sobre todo el jugo de cítricos, muy agradable entre las comidas, pero no es seguramente una alianza gastronómica con los platos de cocina. La cerveza da fenómenos desagradables de erupción y de flatulencia. La sidra causa a menudo trastornos gástricos y produce una acción laxante irritante sobre el intestino. Demasiado café y té trae insomnio y nerviosismo siendo ya los atletas voluntarios ansiosos. La leche hay que tener en cuenta que se considera más como alimento que como bebida. La consumición habitual de aguas con fuerte porcentaje de minerales y de sodas es siempre desaconsejable en dietas deportivas.

No queda más género que las aguas débilmente mineralizadas o bien el agua del grifo con dudosa asepsia… todo ello nos hace empujar al escéptico muy lejos.

Más que otro el deportista, donde su carrera reclama una plena forma psíquica y física, la bebida del vino, nutriente precioso, estimula el funcionamiento de todas las células y donde su acción alegre es encomiable.

El vino, ayuda fuertemente a la digestión de las proteínas. Además, actualmente, sobre todo en periodo de entrenamiento y hasta que el deporte practicado exija grandes esfuerzos musculares, recomendamos al atleta un régimen muy rico en proteínas y además vino porqué este lucha contra la fatiga muscular y nerviosa del organismo del deportista y mantiene el tono muscular.

Por sus sales minerales, previene las carencias que puedan haber y se traduzcan en graves consecuencias, el mínimo desequilibrio que haya puede repercutir sobre la forma del deportista que es un estado de gracia física bastante indefinible y caprichosa.

También el hierro puede en ocasiones faltar, el aumento de la ventilación y del volumen de sangre todo necesario para la irrigación de una gran masa muscular, hacen del vino un elemento esencial del entrenamiento deportivo. Así mismo, la eliminación de toxinas de fatiga provocados por el entrenamiento intensivo, el azufre y el hierro juegan un papel importante y estos dos productos se encuentran precisamente en el vino.

En fin, la acción tónica y euforizante del vino, no puede más que ejercer una alegre influencia sobre la moral del atleta por diferentes factores: voluntad encaminada enteramente hacia la buena forma, disciplina estricta y fuerte entrenamiento hasta la obsesión, dan al atleta una psiquis muy particular, en general bastante frágil y vulnerable. En estas condiciones, el deportista tiene todo el interés en incluir una cantidad razonable de vino en sus menús, además de producir una gran despensa muscular, su ventilación pulmonar está más acelerada y esto permite eliminar el alcohol más fácilmente que en un individuo de vida sedentaria.

Además, los especialistas del deporte, están lejos de prohibir la consumición razonable de buen vino. El profesor Mathieu, médico olímpico, dice: “para un sujeto normal, si la cantidad de vino no pasa de medio litro en cada comida (un litro al día) el alcohol es enteramente quemado por el organismo, el vino es una excelente bebida alimenticia”. El vino natural es la más saludable de las bebidas alcohólicas. Encierra una complejidad maravillosa de substancias útiles equilibradas y que nadie ni nada las puede reemplazar.

El profesor Encausse, Médico Inspector del Alto Comisariado de la Juventud Francesa, fija los límites de la consumición a tres cuartos de litro para un adulto sano de 65 kg. y día. Concluye con una gran sabiduría que el cuerpo médico debe preconizar “la temperancia, no la abstinencia. La sobriedad, no el ascético”.

En el límite de los gustos personales y de una cierta falta de interpretación, todos los vinos no son recomendados a los deportistas. En el caso de los vinos generosos ricos en bouquet, altos en color, etc… estarán reservados a los días de asueto y fuera de los periodos de entrenamiento. No es que el vino blanco tenga tan mala reputación, de todos es sabido lo bien conocido que es por los guías de montaña como “rompe patas”. Pero le quita al deportista la incomparable ventaja de todos los vinos ligeros y también, porqué no llamados, escoltantes”.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar