Vino y gastronomía : patatas fritas san nicasio.
Juan Cuatrecasas
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Tengo un amigo que defiende la nobleza de la patata, por encima incluso de otros productos de mayor renombre. Dice él, que "la patata cuando es buena es un manjar similar a la trufa, que nada tiene que envidiar a aquella ó a cualquier otro delicass de mayor precio". Lo cierto es que aunque no soy amigo de comparaciones, la patata es, sin lugar a dudas un tesoro para el paladar, cuya imaginable ausencia ó escasez nos daría buena cuenta del valor que atesora cuando hablamos de buen comer.
Desde Priego de Córdoba, localidad situada en el sureste de la provincia andaluza; nos llegan estas chips, elaboradas con patatas españolas no transgénicas, aceite de oliva vírgen extra (la denominación de orígen Priego de Córdoba posee uno de los óleos más reconocidos de todo el mundo) y sal del Himalaya, vestigio de un océano incontaminado que existió hace más de 200 años en aquellos lejanos lugares.
La calidad que la empresa San Nicasio, capitaneada por Rafael Del Rosal, logra con este producto, es una simple pero contundente unión de productos estrella, haciendo de la simplicidad un arte.
El sabor sincero de la patata, el aporte del aceite y ese punto salado magistral se funden para sorprender al consumidor.
Dos medallas de oro consecutivas en el Bruselles World Selection of Quality suponen el reconocimiento a una labor hecha con gusto y mimo.
Nada mejor que acompañarlas con un tempranillo manchego, tal vez el Paso a Paso de Bodegas Volver, frutal, goloso y fresco.