El Alma del Vino

Straw wine 2001 signal hill-jean vincent ridon.


El noventa por ciento de las 40.000 botellas del Straw Wine, que la sudafricana bodega Signal Hill elabora anualmente están destinadas a la exportación.
En palabras de Jean-Vincent Ridon, propietario y enólogo de Signal Hill:
"Somos una bodega experimental, y con frecuencia me veo más como director creativo que como enólogo. Signal Hill produce alrededor de 40.000 botellas por año, y hasta 17 etiquetas distintas.... Este disparate económico obedece tan sólo a la pasión que tenemos por el vino, y durante la cosecha contamos con cinco enólogos altamente cualificados para crear estas pequeñas y únicas cuvées. Siempre intentamos estar a la vanguardia y establecer nuevos hitos: La primera garnacha blanca de Sudáfrica, la primera garnacha tinta con madera, el primer petit verdot, el primer pinot noir con fermentación en barrica, el primer vino de hielo, la primera cosecha tardía noble de Muscat d’Alexandrie, el primer vino Aszu, la primera maduración sumergida (bajo el mar)...Somos una de las pocas bodegas en Sudáfrica en la que el propietario es también el enólogo."
"Mi filosofía vinícola es la de la mínima intervención, ya que pienso que durante la manipulación, has de perder el mínimo porcentaje de lo que te da la madre naturaleza; por ello, cuanto menos se intervenga, más se podrá expresar el terroir".


Ficha de Cata de Juan Ferrer Espinosa (enopateca.com).
Vino blanco dulce de color ámbar cobrizo oscuro, con reflejos de oro viejo.
Forma lágrimas gruesas que se deslizan muy lentamente por las paredes de la copa.
Los primeros aromas que percibimos, nos recuerdan a la Calabaza horneada, aromas tostados intensos, orejones de albaricoque, azúcar tostado sin llegar a ser caramelo, dátiles glaseados, pera horneada, mermelada de naranja, y unas misteriosas notas aromáticas de la familia empireumática que recuerdan a la ceniza y al carbón.
En la boca es un vino grueso, forrado, glicérico, aterciopelado y dotado de una extraordinaria acidez, que sustenta una enorme cantidad de azúcar residual, debido a ella, el dulzor, no resulta molesto.
Parece un vino del pasado, aunque esta frase no es peyorativa, ya que su encanto está más allá del tiempo.

Compartir con los amigos esta botella de Signal Hill Straw Wine 2001 fue ante todo un acierto. Y lo fue porque en estos vinos en donde la nariz y el paladar muestran mil sinfonías, tres ojos ven más que dos. Abierta la botella, mi amiga Esther, sentada junto a mi en la cata, supo darle una primera impresión certera : "me recuerda a higos, a la compota de higos que se hacía en mi casa...".
Lo cierto es que este vino de paja, elaborado con uvas sobremaduradas, tiene un parentesco interesante con los Pedro Ximénez españoles. Su dulzor es más contenido que el de aquellos y aunque su final es menos elegante, llena la boca de esencias. De la cata incluida algunas líneas más arriba, tomada de la página web de Enopateca, y prestada para este blog por mi amigo Fernando Angulo de Ronda; me quedo con los matices del color, un cobre ambarino con retazos suaves de oro viejo. Lágrimas gruesas por las paredes de la copa las hubo, sí señor.
En nariz, aromas tostados, higos y orejones, y mermelada de naranja. No supe dar con los aromas a ceniza y carbón, referidos por Espinosa. En boca, glicérico y ciertamente aterciopelado.
Termina demostrando un controlado dulzor, que a mi juicio más que inconveniente, es virtud. No soy amante de los vinos excesivamente dulces. Claro que para gustos no hay reglamentos, y muchos de los presentes prefieren más el dulzor sin límites.
Vi al Straw Wine 2001 de Signal Hill como un excelente vino de postre, equilibrado y bello de imagen, competitivo con los Pedro Ximénez españoles, y calzado con maestría por Ridon sobre las uvas que le dan cuerpo y forma, la chenin y la sauvignon blanc.
Es un vino con "4 estrellas" por Wine International (UK) en colaboración con Wine Magazine (Sudáfrica) y "4 estrellas" por Stephen Tanzer de Wine Access.
Cómo bien dice Espinosa, es un vino de meditación. Sobran los acompañamientos, aunque unos canutillos con crema ó unas piezas de turrón de Jijona, le pueden servir de perfecta escolta.
Más que interesante.


"La comida es la parte material de la alimentación; el vino, la parte espiritual" (Alejandro Dumas).

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