Totalmente negro, denso, es el vino más concentrado que hemos catado nunca, casi se corta a cuchillo dejando una marcada lágrima en la copa.

Es intenso y misterioso en nariz con una profundidad arrolladora. Muy esencial, con toques de frutas pasas, especias dulces, miel, granos de café, maderas viejas, barnices, frutos secos, tabaco, resulta casi un curso de cata por sí mismo dados los múltiples matices que atesora y que va sacando poco a poco.

En boca es un vino complicado pero apasionante por la tremenda densidad que llena el paladar con apenas unas gotas, tiene acidez y resulta más amplio que largo, quedando en el final recuerdos de especias dulces, miel y frutas pasas, dejando una persistencia de varios minutos. Magníficamente balanceado y con un ligero dulzor final.

110 años merecen un gran respeto, hablamos de un vino que ha vivido casi todo el siglo XX y lo que llevamos del XXI llegando con entereza y lucidez a su mayoría de edad, en plena forma y mostrando su enorme categoría, muy pocos vinos en el mundo pueden llegar a estos registros y con esta calidad. De los que se recuerdan. Estos vinos no se pueden puntuar ni tampoco hablar del precio, pues lo poco que pueda haber se venderá en torno a los 1000 euros, lo cual los hace objeto de coleccionistas. Una suerte haber podido conocer estas maravillas portuguesas.