Buen vino mediterráneo

Tras una guarda de unos cuantos meses de verano en condiciones poco propicias —sin refrigeración, pero en oscuridad y reposo—, este vino resiste y se encuentra en un buen momento de consumo, aunque quizá más evolucionado de lo que estaría en mejores circunstancias.
Color rojo picota con el borde entre rosáceo y morado. Lágrima fina, uniforme y densa que tizna la copa.
A copa parada destacan aromas torrefactos, regaliz, algarroba. Sangre (o cuero). Con el movimiento emerge un raudal de frutas (grosellas, frambuesas) bien maduras y especiadas, en plena integración con los tostados de la barrica (maderas finas, cedro). Toques lácticos iniciales se van difuminando. Al fondo se aprecian notas de laurel, clavo, pimienta, canela, monte bajo (punto terroso), cierta licorosidad que se va volviendo balsámica. Nariz profuda y bastante definida. Con el tiempo aparecen toques como de lecho de río.
En boca es carnoso, con una tanicidad bastante dulcificada que convive con cierta astrigencia que lo dota de garra; algo falto de acidez para mi gusto, no demasiado largo. Buen final, pero pierde algo de fuelle en el transcurso.
Compré seis en una oferta de 3x2 hace meses, así que me salió por algo más de 5€ la botella: muy buena RCP.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar