Visual: Color rojo cereza de capa media, borde ligeramente más suave.
Olfativa: Muy buena intensidad y complejidad, con unas primeras sensaciones de cuero viejo, mineral, canto rodado, ciruelas (en nariz ya pesa), chocolates y más mineral, recuerdos a brasa, aparecen balsámicos y especiados, va hacia arriba a medida que se oxigena, camaleónico, mineral siempre de fondo. Garnacha algo diferente a lo que estamos acostumbrados.
Gustativa: Fino, elegante, excelente acidez (tiene cuerda para rato), delicada estructura de seda, fruta muy madura, tanino redondo goloso y qu te llena, muy largo, final frutal fruta muy madura, a punto de pasa.

Rojo rubí, ribete rojizo, capa media.
Nariz con buena intensidad aunque muy cerrada en el inicio, prácticamente inexpresiva. Pero con el tiempo en copa esto no hace más que abrir y a la hora de servido surgen unas notas de monte bajo y especias realmente encantadoras a las que se añaden los toques de frutos rojos maduros, los balsámicos, el cacao y el chocolate negro, además de los recuerdos herbáceos.
En boca es un vino muy clásico, redondo, elegante, casi etéreo, con un paso por boca ligero y sabroso, muy buena acidez y un final de frutos rojos y recuerdos balsámicos que llena el paladar con un tanino redondo e integrado en un conjunto realmente encantador. Buena persistencia.
Garnachas hay muchas pero Rayas solo hay una. Eso es algo que tenemos claro. Es un vino que necesita 10 años, que necesita mucho aire, pero que nos ofrece una expresión de la garnacha que no hemos conocido en otro vino, además este 99 nos ha parecido uno de los buenos. Un excelente vino.