Continúa su ascensión al Olimpo este vinazo de Chardonnay puro de Le Mesnil; si hace un par de años ya estaba maduro y redondo, ahora además se ha convertido en un Blanc de Blancs sofisticado y misterioso; las mantequillas pronunciadas acogen notas especiadas cada vez más intensas acompañadas de un proceso oxidativo lento y perfectamente integrado en el conjunto, lo que hace de este vino algo más cercano a un tranquilo borgoñón que a una fiesta de burbujas. La boca es rotunda y voluptuosa, rica, compleja y persistente, con matices a frutos secos y notas tostadas. Acidez presente, como siempre. Chapeau!
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.