La máxima expresión de un Riesling.
Si bien la añada y el pago presentado de 1976 ha alcanzado la excelencia por su elegancia y finura. Esta añada 1989 aún se “presenta joven”, mayor potencia, menos sensualidad, más rudo, el ejemplo del paso previo a la finura alcanzada 13 años después como el anterior vino catado. Se potencian los aromas de la serie empiremautica con claras notas de petróleo y cantera. La madurez se comporta con mayor énfasis, mayor densidad en su textura, muy buena acidez para seguir su ciclo de crecimiento y muy denso en sensaciones de boca. Sin duda habrá que seguirlo para entender la evolución de estos vinos, el problema que no hay más botellas.
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