Dicen que cuando una Garnacha no quiere morir, se convierte en tinto dulce de Maury.

Inicialmente su reducción tras ver la luz a los 36 años, se presenta prometedora, aromas terrales de trufa y setas toman la inicitavia, al fondo un ligero toque dulce de miel. El juego nada más que ha hecho empezar, el tiempo, la integración del oxígeno, arropan a este tinto dulce para mostrarse muy placentero en boca, con ligeros toques amargos en su final que prolonga y le aporta longitud a raíz de su golosa entrada. Apareciendo sofisticadas notas de turba con grato recuerdo a los grandes whiskys de Islay. Un vino para beber sin contemplación, ¡eso sí! No sin antes meditar sobre su complejidad.

Roastbeef de pato al chocolate con (Mas Amiel) MAS AMIEL MILLÉSIME 1975.
Partimos de una materia prima de primera calidad, el pato está cocinado al vacío a una temperatura de 65 grados durante 6 horas y aromatizado con tomillo, sal, laural y aceite, la salsa acompañante es chocolate rebajada con vino de garnacha dulce , jengibre y tomillo lo que le aporta al plato ese sabor agridulce tan sumamente exquisito.
La Armonía con Mas Amiel 1975 tuvo un trato y respeto sublime entre con este plato al chocolate, la teoría es que cuando un Garnacha no desea morir se convierte en un tinto dulce de Maury (bonita expresión rescatada por Jesús García Gallego) cierto fue porque su textura y suavidad envolvieron al paladar notas dulces al final pero amargas en su inicio.