Potente, majestuoso, elegante y contundente...

Potente y majestuoso, elegante, contundente, ahora si se muestra sin disimulos. Y en el inicio lo hace con algo de frescura, la fruta es carnosa, jugosa, es la reina principal, distinta y agradable. Un arándano con chispa, fuerza. Grosellas, moras, es una sinfonía de frutos del bosque. Entrando al interior descubrimos profundidad, concentración y madurez, mucha madurez. Parece otro vino, ahora encontramos recuerdos a fina ebanistería, a hoja de tabaco, almizcle, brea, humus. Hay una curiosa conjunción de matices propios de la añada y otros que nos evocan un vino más viejo. Y lo digo en el buen sentido, porque es un placer poder sentir esas sensaciones, frescas y vivas en este momento.

En boca es seda, amable, terso, jugoso, largo, llena, sale la fuerza y el brío, aunque es algo sobrio. Al principio la fruta se muestra poderosa, casi jovial, para dar paso a la realidad y al ser de este vino, la elegancia, la profundidad. Hay una crianza fina que sella y conduce, con amabilidad, con respeto. Surge ese aspecto más de vino viejo de unos veinte años menos, te descubre una faceta de finas maderas, un toque mentolado y especiado, junto aun confitado de frutas negras, trufa y chocolate. Aún me queda otra botella.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar