Segunda impresión.

Después de la primera cata me quede un poco despagado, incompleto y pense que este vino tenía mucho más que decir y me planteo volver a catarlo al día siguiente, pero no como una revisión, ampliación o modificación de la primera cata. Sin coger mis notas anteriores me voy hacia el, como un vino nuevo.

Cerrado, casi impenetrable, hay intensidad, se parecia su potencia, pero no despliega los aromas, de nuevo hay que esperar.
Floral, hay lirios, flor de malva, tierra removida, sazón, aroma de jugo de cerezas picotas, cera de abejas. Sale al removido los arándanos en compota, concentrado, denso, con un ligero aspecto licoroso, bombón de guindas, nata cremosa. Dan paso a los tostados de la barrica, café molido, especias, todo ello entregado con sutileza y elegancia, poco a poco, suavemente, casi callado, en susurros.

Boca algo rugosa, tanino secante, bravio, un vino corpulento, largo e intenso, preparado para durar, para ser disfrutado dentro de unos tres o cinco años. Nos da notas cálidas del alcohol, junto a una fresca acidez, amargor de los tostados, sale el carbón, la turba junto a especias, como el clavo. Es balsámico y mentolado, amargor de trufa. Extraña conjunción de intensidades.

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