Cariñena: el perfume del Priorat.

No cabe duda que en el Priorat parecen soplar nuevos aires en este tiempo.
Aires minerales, desde luego. Comunicación directa con la tierra madre que les dá ese carácter y esa personalidad única en sus vinos.
Y en esto, pienso que cada vez más, la Cariñena, esta variedad tan peculiar y atractiva por sí misma, está en la zona cobrando un protagonismo de primer orden.
Muchas son las bodegas que cada vez más apuestan por esta variedad en la zona, y cada vez de forma más evidente.
Y por supuesto, no podía ser de otra manera que una de las personas (y personajes) más influyentes, importantes y que más quieren esa tierra, René Barbier, haya dado una vuelta de tuerca más si cabe, a una de sus más bellas criaturas: Manyetes.
Catado en la pasada Fira Intervin Alimentaria 2012, junto a la inestimable presencia de su creador.
En esta añada, la comentada Cariñena forma compañía con la estupenda Garnacha, y se hace presente en buena medida (70%) en el coupage de estas variedades. Un cambio importante en comparación a otras añadas de Manyetes. De hecho, esta añada cambia hasta en las cosas menos importantes y sí curiosas: La Etiqueta de Manyetes ya no ofrece aquella curiosa caseta y sí las viñas que ya lucía, en pendiente. René nos explicaba que ahora esa parcela de la casita pertenece a las viñas para su vino Solertia y de ahí el que haya "trasladado" esa construcción fuera de la etiqueta. Curiosa anécdota; bonita y simpática.
La cata:
Viste un picota granate de capa media-alta, limpia y brillante. Lágrima presente, fina y delicada. Marcada.
La nariz nos recibe pletórica, intensa y potente. Envuelve de forma decidida nuestra nariz; sinuosa, perfumada de aromas minerales (llicorella) y fruta roja, a veces madura, a veces mostrándonos unión con dejes licorosos. No acaba aquí tan expresiva nariz: asoma el matorral de monte Mediterráneo, y luego regresa a otras frutas suavemente pasificadas. La presencia de la barrica no resulta tan evidente como quizás en otras añadas. De hecho, recordando a su hermano mayor, el Clos Mogador de la misma 2008, exhibe una buena cantidad de carga frutal, y en eso, se encuentra mucha de las virtudes y diferencias.
La boca, demuestra buena entrada. El vino se siente cálido, corpulento, mineral; con una buena acidez. Buena estructura; mejor longitud en una coraza voluminosa basada en la fruta por encima de todo.
A pesar de ser siempre un Manyetes y seguramente tener buena predisposición para la guarda, vuelvo a remitirme a su hermano mayor, y en esta añada 2008, los dos se presentan con unas maneras excelentes para ser bebidos ahora mismo.
Quizás el mayor placer sea el tener varias botellas guardadas y año a año, ir descubriendo nuevas virtudes y sensaciones acerca de esta maravillosa creación de René Barbier.

Recomendado por 1 usuario
  1. #1

    Cachina

    Vaya, vaya, me pones los dientes largos, sobre todo pensando que tengo en la cava un 2007 que me envió el amigo Pingus hace ya un año. Me gusta mucho esa proporción de cariñena-garnacha, creo que poco a poco en el Priorat se están dando cuenta que con las uvas locales se consiguen mejores vinos, y que las franchutas para otras cosas.
    El jueves que viene voy a Madrid a una cata en la UEC de vinos del Priorat donde la garnacha y la cariñena son las protagonistas, ya te contaré, creo que los Ferrer Bobet estarán presentes.
    Saludos.

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