Fantástico y glamuroso este "genérico" del productor biodinámico alsaciano Marcel Deiss.
Dorado intenso, con reflejos oro, brillante y denso.
La nariz también de buena intensidad, con buena fruta blanca, toques de exótica (paraguaya), panal de abejas, miel y recuerdos terrosos. Conforme aumenta de temperatura asoman sutiles flores blancas, champiñones y carne de membrillo. Notable complejidad.
En la boca también es exuberante, con buena estructura, vinoso, no tiene la acidez del riesling pero es más que suficiente para que el "todo" sea una delicia, frutoso, sin aristas. Tiene un toque amargo de cáscara de cítricos que lo hace distinto y que junto a su acidez consigue una gran persistencia.

Disfrutable ya pero seguro que envejecerá bien, me gustará volver a él en el 2020, pero por el camino seguro que repito.