Amarillo dorado con destellos oro viejo. Fruto de una añada de calor, lo que más llama la tención son las notas de curry en primer plano, hay también compota de manzna, avellanas y un fondo mineral. En boca tiene buen ataque, con cierta cremosidad, muy buena acidez, ligeros amargos y notable longitud.

Nueva botella (de 0,5 litros) de este peculiar vino del gran maestro de los vinos naturales del Jura. Tomando la precaución de darle bien de aire, lo cierto es que tarda mucho en ir abriendo y se muestra menos expresivo que la vez anterior, aunque al final sí que va expresando algo de ese gran terruño que tiene detrás. Notas florales, fruta blanca de hueso, especias, cera de panal, herbáceos, cítricos, trazas minerales… menos complejo de lo esperado.

En boca nos parece más fresco y primario, se bebe muy bien pero no tiene ese peso y la enorme prestancia de veces anteriores, lo cual nos lleva a una conclusión y no es otra que estos vinos de corte natural de Overnoy son delicados y les afecta la presión atmosférica sobremanera, nada que ver el probarlos en Santander a nivel del mar que en Madrid a 700 metros. Parecerá una tontería pero me ha pasado ya con varios y como me gustan tanto estos vinos a partir de ahora solo los cataré en Santander…

No puntuamos, este vino estando bien es de 9,5 más o menos, un blanco extraordinario, de nivel mundial. La botella del otro día no le hace justicia, si bien es cierto que es un vino para guardar.

Color amarillo dorado muy limpio y brillante.

Nariz predominantemente herbácea y cítrica (limón), afilada pero sin demasiada complejidad; toques florales, a frutos secos (nueces) y trazas minerales.

En boca está bien perfilado, muy vivo y con acidez a raudales, repitiendo lo mismo ya percibido en nariz, pero esas puntas cítricas (muy potenciadas además por esa viva acidez) enmascaran el resto y lo hacen un poco uniforme y falto de la complejidad que se presupone en este vino.

Reputadísmo productor que desde luego merece el beneficio de la duda; el vino tiene nivel, pero no el esperable en esta referencia. Y como he apuntado en otras ocasiones, esto cuando “juegas” contra otros titanes en cata, se nota aún más.

¿Era la botella o que el vino pasa por un momento “tonto”? Habrá que abrir otra botella para salir de dudas.

Dorado intenso limpio y brillante.

Nariz espectacular, plena de desarrollo y matices, con buena intensidad y ganando constantemente con el aire. Notas de flor seca, frutas blancas de hueso bien maduras, membrillos, nísperos, trazas especiadas, un portentoso fondo mineral, balsámicos, cera de panal, cítricos en confitura…¡un espectáculo aromático!

En boca impresiona igualmente por su juventud y equilibrio, muy buena acidez, paso redondo y armónico, graso pero lo justo, con una portentosa longitud final que nos deja sensaciones de frutas maduras, tonos minerales y frutos secos amargos, con una larga persistencia. Mucho margen de mejora.

Hace un tiempo probamos este vino y nos impresionó, pero ahora hay una nueva versión con la crianza alargada a 10 años y que resulta sencillamente apabullante, un vino que confirma que la gran especialidad de este mítico productor son los savagnin sin velo de flor. Botella de 0,50 litros y una verdadera joya. Gracias Andrés.

Color amarillo dorado, brillante.
La nariz es de buena intensidad, frutos secos, ligeros tostados, ahumados, mineralidad, algo de fruta blanca empezando a madurar, y sigue con su abanico de aromas complejo de difícil definición pero conjuntado y original.
En boca tiene buena entrada, con mucho peso en boca como bien se ha señalado, excelente acidez, estructura, complejidad, es un vino muy especial que nos deja en boca fruta, mineralidad y frutos secos durante mucho tiempo.
Difícil de calificar pero desde luego impresionante y original, un gran vino que muestra el potencial de la Savagnin, de esta original zona y de este gran productor.

Dorado intenso limpio y brillante.
Intenso y poderoso en nariz, complejo y necesitado de mucho aire, algo habitual en los vinos de este productor. Muestra una mineralidad de yeso, toques de frutos secos, caramelo de tofee, especias dulces, tonos ahumados y herbáceos, un cierto recuerdo balsámico y algunas trazas de frutas muy maduras. Tremendamente singular.
En boca es un vino serio, estructurado, de gran peso. Tiene una marcada acidez que vertebra y equilibra el conjunto, algo que habla muy bien de la elaboración en una añada tan cálida. Deja un marcado toque de frutos secos en el final, con recuerdos de nuez y avellana. Buena persistencia. Un vino que descoloca.
Uno de los vinos blancos más curiosos que hemos bebido, pero además con una calidad fuera de toda duda, hasta el momento el mejor vino de Overnoy que hemos catado. Parece ser una elaboración del propio Pierre y que viene en botella más pequeña. Un vino realmente singular y ante todo fantástico.