La monastrel no decepciona

Vino color ciruela madura, bien cubierto con ribete amoratado, limpio, brillante, y lágrima densa.
En nariz notas ahumadas, ciruela madura, incienso, nuez moscada. Me recuerda al olor a humo que sueltan las chimeneas en pleno invierno en pueblecitos nevados.
En boca es complejo, estructurado, elegante, carnoso, frutal, glicerido, buena acidez.
Retronasal afrutada, frambuesa y mas tostados.
Posgusto, medio, bueno.

La monastrel al igual que la garnacha, me tienen bastante enganchado.
Repetiremos botella un poquito mas adelante.

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