Una nariz inmensa, un gran vino.

Visual: Dorado muy brillante. Limpio y bastante denso.

Olfativa: La primera impresión a copa parada son flores, es como meter la cabeza en un ramo. A copa movida aparecen mermelada de naranja, toques de membrillo, crema. La evolución sigue con el membrillo y la mermelada de naranja acompañados por un sutil toque de foie. En cuanto movemos la copa aparecen boletus, terruño en primera impresión, pasa de nuevo a un efímero membrillo y acaba en la mermelada de naranja. La nueva evolución empieza a copa parada con la mermelada de naranja y moviendo la copa se convierte en un prado de flores silvestres. En cuanto se servía nuevamente vino, la copa ofrecía un nuevo orden en una conjunción de aromas muy diversa.

Gustativa: No es un vino fácil. Entrada punzante, me sugiere que aún le queda bastante recorrido en botella, con acidez que empieza en piel de naranja para acabar en naraja sanguina. Retro a piel de naranja y no es demasiado largo.

Muy bueno en boca pero la nariz es simplemente soberbia. Me entra una sonrisilla cuando a la Sylvaner se la considera una uva menor y te da un pedazo de vino como este y con un precio que no llega a los 11€.

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