Tremedísimo

Botella histórica, procedente de una bodega hoy desaparecida. Se calcula que fue embotellada a principios de los años 1950. La contraetiqueta es muy descriptiva lo define como “vino ensolerado”. Advierte de la posibilidad de depósitos y aconseja decantarlo con cuidado si el vino ha estado embotellado algún tiempo. Lo que pasa es que este algún tiempo han sido más de 60 años, año más o menos. Es curioso también reseñar como la etiqueta exhibe orgullosamente la procedencia del pago “Marchanudo”, resto histórico de los vinos de pago de Jerez como bien ha argumentado el amigo Álvaro Girón en algunas ocasiones.

Es una maravilla, en todos los sentidos, el color ocre pálido y capa baja con muchas partículas en suspensión que no impiden beberlo. Aroma tremendo, parece un volcán en erupción inacabable horas después de vaciada la copa sigue emitiendo. Café, pan horneado, muebles viejos, capilla, almendras y piñones tostados.

Boca en perfecto estado, delicado pero expansivo, inunda la boca recuerda a frutos secos tostados e higos secos. Largísimo. Ahora no se puede definir como amontillado aplicando criterios actuales, tampoco como fino, quizá fue un amontillado que inicia un regreso al fino, no lo sé, o quizá fue un amontillado que está en trance de ascensión al cielo, tampoco lo se, pero lo que sí sé es que es absolutamente inolvidable.

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