A Joao Ramos se le cita diciendo, impaciente: "Soy vinatero, no filósofo", cada vez que le preguntan si sus vinos son de corte 'nuevo mundo'. No tengo el gusto de conocer al buen señor, pero la anécdota me parece lo bastante sabrosa como para ameritar reflexionar sobre ella con una copa de este Vila Santa, hermano menor del ícono Marqués de Borba Reserva (que aquí en Suiza tiene incluso lista de espera).
¿Es éste un vino "nuevo mundo"? Pues EMHO, sí. Y no. Si por nuevo mundo entendemos aromas directos a frutas maduras, crianza más o menos obvia, balance más cargado a la tanicidad que la acidez y capacidad para beberlo tan pronto sale al mercado, pues entonces sí. Pero eso no le hace justicia a la elegancia, postura y definición de este vino, de generosa carga frutal de arándanos y frambuesa en compota, acompañada de un rico toque de mentolados y notas entre especiadas y florales; todo bien integrado con una crianza que aporta vainilla y maderas aromáticas. Hay por ahí algún verdor que complica las cosas. En boca es de magnífico volumen, generoso en su fruta madura y concentrada, bien definida por una firme acidez que equilibra además una tanicidad sólida pero no agresiva. Recorrido amplio, retronasal largo, y a 24 CHF en Zurich (unos 16 euros), este vino portugués va por su camino sin mirar atrás y nos hace olvidar la pregunta inicial: ¿nuevo o viejo mundo? Patrañas.