El árbol blanco 2005

Vino cálido y cariñoso, otoñal, invernal, de chimenea ardiente, alfombra gruesa y dulce compañía.
De aspecto como una stout sin crema, alardea de opacidad y densa lágrima tintada. En nariz, higos secos, orejones, compotas, manzanas rojas y asadas, preceden a los aromas típicos otoñales de sotobosque, pinocha, tabacos y cueros. La boca es amplia, potente, cálida licorosa de reminiscencias a cassis, a guindas y vainillas.
En la búsqueda de la complejidad, se aúnan esfuerzos y variedades, pensamientos, opiniones y personas variopintas. Así nace El Árbol Blanco, del tesón y el rigor basados en el aprendizaje, de la perspicacia precisa ante una sensibilidad que fascina, de pasiones de ángeles, de brazos confiados que se enlazan generosos esperando dar lo mejor de sí, creyendo en un proyecto que se hace realidad gracias al esfuerzo de todo un equipo.
Aconsejando beberlo entrados ya en el frío de Enero, nos daremos la oportunidad de deleitarnos con el acompañamiento de un rico cordero asado, o de las brasas chispeantes del fuego que mima el caldero.