A la hache se le han caído sus palicos verticales, porque de lo hercúleo que lo encontró Aurelio hace años, queda bien poco. Sin embargo, cuenta con el vigor suficiente como para disfrutarlo más adelante.
Muy buena imagen en cuanto a botella. Carece de etiqueta, sus escasas y originales reseñas, aparecen impresas sobre la misma. Corcho corto, pero de buena elasticidad.
Color cereza cubierto, de borde granate apagado, lágrima transparente y densa que deja la copa abarrotada. Pequeños posos.
Intensidad media en nariz, con fruta negra silvestre muy madura, moras, notas de regaliz, y de granos de café torrefacto, ligero fondo balsámico de mentol, muy sutil, pero que crece con la aireación.
En boca está muy amable, con los taninos pulidos, suavemente amargoso, la fruta negra es aquí más licorosa, puede que ayudada en parte por un licor de café que se siente y que dota de riqueza su postgusto.
Este vino habla muy bien de la garnacha. Puede ser poderosa y calmada.
Excelente el precio teniendo en cuenta como me lo he encontrado, y sobre todo, disfrutado.
Me ha gustado con este potaje trabado de pueblo.

Mantiene esa intensidad en nariz, pero más "tranquila". La confitura de negras sigue ahí, se ha disipado la laca de uñas y ha aparecido un interesante orujo de café.

En boca el licor se ha contenido, el chocolate se ha convertido en café y prosigue su amplitud y ambición.

Está todavía mejor.

Cereza picota cubierto con menisco casi morado, de buena capa y con lagrima gruesa y limpia.
Agesivo en nariz, con golpe de laca de uñas que se va disipando para dar paso a confitura de frutas negras, hojarasca húmeda y regaliz.
En boca es ambicioso, amplio, con recuerdos de chocolate y frutas alicoradas.
Longitud generosa.

P.D.: GHM son las iniciales de Garnacha Hacienda Molleda.