Profundidad mineral pero amable (calcáreo) y con recuerdos más cortantes y pizarrosos (esquisto entre la zona más arcillosa).
Jazmín muy marchito, sutil (para olerlo a lo bestia mejor un Galán de Noche o Jazminero de los que abundan por aquí, no?) por debajo de algo más denso y especiado, como de madera usada y en formato grande (nada de nueva y pequeña barrica al uso).
Primer ataque en boca casi tropical, pero de una piña casi fermentando de tan madura (por la acidez!), que evoluciona a uvas pasas con un final tremendamente mineral y salino. Muy largo.
¿cómo es posible ser graso y fino a la vez? (tan blanco como negro). La boca de este vino es importante, grande… la salinidad te lleva a un retronasal en que masticas conchas, almejas y berberechos en plena ría gallega, pero comiéndote la tierra de la playa… yodos, algas, ostras.
Un vino mediterráneo con aires densos del priorato, amargos elegantes del loira y hasta momentos frescos y punzantes de Alemania. Para medirlo con un Viejas Viñas de Beaucastel y no se le queda atrás en contundencia o con un Chave y no se le queda atrás en finura y mineralidad. Palabras mayores digo.
A la hora de estar abierto (sin decantar) aparece fruta de pelo, pero asilvestrada (más cerca de los paraguayos o botones, que del melocotón o albaricoque).
Un prodigio de equilibrio donde manda el mineral salino, pero si buscas el resto, todo sale debajo: el jazmín muy marchito, la uva pasa, la pimienta roja, la fruta melosa pero rebelde…
Blanco y Negro: por oposición de fuerzas… EL EQUILIBRIO.
Revista de los vinos de Francia 2008: 19 sobre 20.
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