Regularidad

Desde mi humilde opinión, lo que hace grande a este elaborador como a muchos otros no es su producción de determinadas joyas como puedan ser el Oberhäuser Brücke Eiswein o Auslese, el Niederhauser Hermannshöhle Auslese o el Schlossböckelheimer Felsenberg Spätlese por citar algunas, si no la regularidad y calidad obtenida también en sus elaboraciones de, en teoría, menor nivel. Lo mismo sucede con los Chambolle-Musigny village de Roumier (para mi de los mejores que uno puede encontrar en Borgoña) o los monovarietales de Trimbach alsacianos por citar a otros elaboradores de otras zonas en los que encuentro el mismo interés. No me servirían de nada si hicieran grandes vinos en sus cuvées más altas pero verdaderas castañas en sus gamas inferiores. Y a Dönnhoff lo incluyo dentro de ese grupo cuya gama completa de vinos adquiere gran nivel y regularidad.
Este básico Tröcken del 2005 así lo demuestra, valorándolo donde corresponde y al nivel que merece, con una nariz intensa, cítrica y a la vez con cierta golosidad, con matices de fruta blanca fresca, limpia, franca y pura. En boca entra sabroso, con buena acidez, persistencia y cierta untuosidad que en este caso se une a la grasa que acompaña a un rodaballo a la plancha formando un entramado delicioso. Puro disfrute sin ningún tipo de estridencia.

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