Mieles y jerezes...

Con un dulzor meloso perfectamente equilibrado por la acidez de esta fabulosa confabulación sensitiva trae recuerdos de melocotón, siropes, citricos... todas esas percepciones que van desde lo reductivo hasta lo oxidativo con este plantel de uvas trabajando en un maravillosos cuerpo que da el vino, desde peras a mieles, pasando por manzanas...es que enerva el ramillete de nervios de nuestra cueva sensorial y te hace sonreir, mucho, mucho...

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