Si tuviera que identificar este vino con algún calificativo, utilizaría sin dudarlo, los que me comentó el propio Andrés Conde (de Bodega La Cigaleña), esto es, los de pureza y limpieza. Es increíble percibir como un vino blanco con unos 18 meses de crianza en barricas no nuevas, a los 12 años de su nacimiento sigue siendo un chaval que todavía empuja por crecer a medida que se va aireando en copa. Es un vino digno de la mejor y más pura tradición de elaboración de la uva chardonnay en la zona de Borgoña, hecho a partir de uvas de una parcela privilegiada. ¿Seremos capaces en España de hacer en alguna ocasión algún vino blanco de características similares a estas maravillas?.
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