Atejado, muy atejado. Nariz fina, pero de poca intensidad. En boca,

Atejado, muy atejado. Nariz fina, pero de poca intensidad. En boca, recuedos de tiempos pasados, de vinos que antes nos gustaban y que ahora poco nos aportan. El vino está muy cansado, muy ácido, muy ligero. Más allá de un ejercicio de nostalgia, pocas cosas hay en esta copa que valgan la pena.

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