Tradicional y sin concesiones

de color amarillo dorado, intenso, brillante, luminoso, reflejos dorados, lágrima muy gruesa y permanente. En nariz es potente y de enorme personalidad, aunando la crianza clásica riojana con unos tímidos y poco habituales aromas botrytizados de calidad. Hay sensaciones de soleras viejas, duelas, barniz y maderas nobles. Poco a poco va emergiendo fruta blanca (manzana asada, chirimoya), mantequilla fresca, ahumados, orejones, pimienta blanca. Cada vez destella más esa pizca de botrytis, aparecen recuerdos de limón en salmuera, flores blancas, jazmín, ceras, miel, almíbar. Estamos ante un vino de enorme personalidad y un carácter plenamente riojano. Se asemeja a un vino semi-botrytizado con un curioso toque de hidrocarburos que no acabo de ubicar, pero marcado en todo momento por su profunda tipicidad riojana. En boca es ligeramente grueso y abocado, tostado con suaves cremosos y unos amargosos casi vegetales que acompañan la fruta blanca y de hueso. Buena acidez, todavía por acoplar al conjunto, sabroso, muy rico y con un gran interés enológico. Uno de esos vinos fuera de tiempo y de contexto, que brillan por sí mismo y que amplían el espectro vinícola, para seguir en cada añada, enorme vino. Está en un buen momento pero pide a gritos que le dan muchos años de botella para domarse, principalmente para limar y conjuntar tanta carga. Realmente bueno aunque estoy seguro que aún no es ni la sombra de lo que puede llegar a ser en 15 o 20 años. De vinos con esta longevidad hay muy pocos. Es una lastima que estos semidulces se vieran relegados hasta prácticamente desaparecer. Hay que agradecer a Bodegas Riojanas el esfuerzo de acercarnos un poco de la historia vinícola de nuestro país. Tradicional y sin concesiones. Bien!!!

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/04/vina-albina-semidulce-1999-blanco.html