Sigue en estado óptimo.

Disfrutada esta última botella en excelente compañía, hizo que aún acrecentase mi excelente concepto sobre este VINAZO, el único problema que esta vez tuvo extraordinarios contrincantes, tales como Leoville Poyferre 2003 y Pichon Longueville Comtesse de Lalande, igualmente del 2003.
El vino sigue excepcional, tal y como se indica más abajo, la nariz grande, grande, con mucha fruta con excelente extracción y expresividad y muchos y buenos tostados, en conjunto es elegante y compleja.
La boca es maravillosa en todo, más aún al segundo día de su apertura, hay elegancia, complejidad, estructura, cuerpo, de todo y muy rico. Lástima que se tenga que comparar a dos gigantes que cuestan tres veces más que él.

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