La boca es tremenda, podría ser un Yquem del 2002 tan joven y con tanta

La boca es tremenda, podría ser un Yquem del 2002 tan joven y con tanta acidez con la que se presenta, quizá para este vino los parámetros temporales propios de los humanos no tienen validez, está más allá. Denso, cuerpo altísimo, equilibrado, amplísimo, tensionado en horizontal y vertical, barroco plenamente italiano, como un fresco de Tintoretto o como el teatro de la Fenice en Venecia, dulzor, acidez, amargosidad todo perfectamente combinado, de una expresividad salvaje y nunca vista reproduce las sensaciones olfativas en boca con fidelidad. Largísimo e interminable. Una joya que eclipsó a todos los otros excelentes vinos que compartían mesa con él.

Un poco de literatura : Fréderic Dard lo define como “luz bebida”, y añade : “después de un sorbo de Yquem el tiempo sigue siendo de Yquem”. Y Julio Verne dice : “El desayuno fue tan alegre y copioso que Edmond hizo beber a sus amigos un cierto Lur Saluces del que sólo se podía hablar de pie y descubierto…” François Mauriac expresa : “los veranos de antaño queman en las botellas de Yquem…”

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