Después de casi dos años de la primera cata, el vino ha evolucionado tal y

Después de casi dos años de la primera cata, el vino ha evolucionado tal y como preveíamos.
En cuanto a color y tono prácticamente no hay variaciones, la capa se ha hecho más transparente y el ribete es más ambarino.
La nariz sigue siendo compleja y de gran calidad. Ha necesitado un corto período de aireación para manifestarse en todo su potencial. Por resaltar una característica aromática diríamos que la uva se ha convertido en pasa dulce y ha adquirido la “mayoría de edad”. Es realmente sugestiva.
Pero en la boca sí que hay un cambio notable, a mejor, a más redondo, a mayor equilibrio. Es una mezcla de untuosidad intensa, tanino de seda y fruta en sazón llenado el paladar y dejando un recuerdo largo y tostado.
Un Merlot que hace importante a la bodega que le ha “parido”.

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