¡Qué mundo éste de los vinos!

Casi de carambola en un restaurante llegó este vino a mi mesa. Me dan bastante miedo los caldos un poco añosos en la restauración ya que no sabes cómo han estado conservados. Por ello quedé con la Maitre que si no estaba en condiciones lo retirarían. Afortunadamente lo pude disfrutar con sus peculiaridades que os comentaré.
Botella bordelesa, etiqueta clásica de la bodega en aquel tiempo, contraetiqueta con informacion completa.
Color rojo con tonos marrones, poso abundante. Mucha lágrima, menisco teja.
En nariz predominio de industriales y especies dulces, al punto que me recuerda mucho más a un Priorato que lo que uno podría esperar de un Cabernet sauvignon del Penedés.
En boca se muestra completamente hecho, Sedoso y agradable, correcto posgusto.
Lo dicho, yo esperaba un Cabernet pleno de aromas terciarios, madera y cedro y me encuentro un tinto peculiar que para nada esperaba. ¿Es por la conservación?, ¿es por su evolución natural?; vaya usted a saber. 21€ en restaurante.

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