Serio, Elegante y Señorial. Puro equilibrio.

Así resumiría este vino, lástima que sea la única botella de la que disponía. Sensacional.

Se viste este Grandes añadas de color picota granatoso con ribete rosáceo y destellos violáceos, su lágrima es densa y elegante, capa media-alta. Presentó abundantes posos que hicieron necesaria su decantación pero para nada influyó en la limpidez del vino.

En nariz el vino es impresionante, limpio, intenso y penetrante, notas mentoladas de gran calidad, quizás las mejores que he percibido por su limpieza y que envuelven el conjunto dandole frescura. Finura y elegancia, leves notas de bollería que van y vienen, laurel fruta negra muy madura que está muy bien conjuntada y de difícil desglose una a una, toda una fiesta frutal y como diría el amigo Antoliano "un camión de fruta", al que le acompañan matices de la barrica y terciarios tales como ligeros especiados, cedro, caja de puros, leves notas de cueros muy muy finos. En su evolución le van saliendo notas achocolatadas y fondo de café, además de grosellas y frambuesas silvestres y un leve recuerdo de trufa.

En boca el vino entra potente, sedoso, amplio, embriagador, es voluminoso y elegante al máximo, su acidez equilibrada pero que le aporta frescura y juventud, la persistencia es arroyadora. Postgusto frutal muy intenso.

En memoria de D. Julián Ramos, mi abuelo.

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