El gusto es nuestro

Tras 7 años desde la cosecha, podemos decir que el vino está en un excelente momento, derrochando madurez bien llevada, elegancia, porte altivo y caballeresco. Demuestra que el tiempo no ha pasado en balde y lo ha hecho crecer tras un largo reposo en la botella. Al oler se aprecian múltiples matices de fruta negra, especias y maderas nobles, bosque, agua y tierra. No hay aristas ni nada que destaque. Todo es armonía en el conjunto. Al probar descubrimos sensaciones cálidas, amplias, con una redondez gratamente sorprendente. Tanino marudo, pulido, con cuerpo, perfecto bouquet y largo recorrido. Al tragar permanece y quiere quedarse, prolongando la sensación sápida durante largo rato.
Como consumidor cuesta entender que haya que esperar tantos años para que un vino se pula y se engrandezca de esta manera. Como apasionado, se agradece este tiempo durmiente para poder disfrutar de un vino grande y completo. Tiempo destinado sólamente a los vinos que tienen alma y cariz de grandeza.

La presentación me parece adecuada. Ya ha creado marca y ésta precede a la imagen física de la botella. La contra aporta información de crianza. No tiene web en la etiqueta. Mantiene un carácter moderno pero sobrio, serio, formal. En sintonía con lo que nos encontramos dentro.

Maridajes: Por su elegancia podría acompañar bien a gran variedad de carnes, aperitivos, huevos fritos, setas... Calquier comida con cierto "peso" se puede potenciar con este vino, que ensalza sabores y olores.

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