Un color rubí de capa media. Un poco cerrado al abrirlo, quizás lo habría tenido que decantar. En boca entra bien, mineral y permanecen las notas de tierra. Los taninos dulces domados por la botella, largo con retronasal ligeramente balsámico y buena acidez. Probado después del Pagos viejos del 95, dejaba que desear, pero es un vino decente.
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