Cariñoso en los labios, con una afilada sensación de frutas frias, naranjas y chocolates, algo de cremas y natas y una delicada acidez que redondea hasta descubrir la pureza de un vino y su sensualidad, con taninos que inflan la boca y te deja en la memoria una opulencia y suntuosidad impresionante.

Si encima el 99 no pasa precisamente por ser memorable en el Medoc, peor fortuna debe soportar este Cos, que pasa por ser uno de los menos logrados de los últimos años, 97 incluído. Y, sin embargo, es un Cos por los cuatro costados, y eso ya es mucho decir. Para empezar es sin duda el más opulento, accesible y delicioso en su juventud de todos los grandes Saint- Estephe. Aunque no por ello se olvida de mostrarse comedidamente sobrio, siempre elegante y, por supuesto, profundamente complejo. (su aristocrática cuna obliga)
Fue sometido a la típica doble decantación bordelesa (breve aireación en decantador y vuelta a la botella) y se mostró desde el principio expresivo e irresistible, ofreciendo esas notas de perfecta maduración en la fruta, limpieza, digestibilidad, terruño y compleja evolución, como sólo saben hacerlo los buenos burdeos. Son inimitables, y los más grandes.

Recién descorchado se manifiesta tal como lo recuerdo: profundo, con su roble tostado y avainillado elegante entre sutiles notas de chocolate negro, cuero y grosellas rojas. Con un poco de aire aparece ese fondo de piedras húmedas típico de los mejores Saint-Estephe. Magnífico volumen, recuerdos de caucho y parafina, la carga frutal densa y austera. Lo mejor es su textura, es reservada, elegante, requiere paciencia y gusto por lo ‘pasado de moda’. Siempre un valor seguro, quizá no alcance para 20 años pero sí que liberó bien esta vilipendiada cosecha del 99 en Medoc.

Nariz densa, expresiva, de frutosidad potente aunque contenida por acentos de cuero, caza, roble picante, espresso. En boca es igual de potente, opulento, con la fruta que le falta tiempo y carne ahumada, algún tostado bien conjuntado con toques de vainilla. Retronasal estupendo y largo, de grosellas y cerezas. Un vinazo que ya se disfruta, y con el tiempo será mucho mejor. Y dicen que Medoc no hizo nada destacable en 1999...