De color rubí marronoso muy claro, de capa media-baja, limpio, sin precipitados. Reflejos rojizos y anaranjados, brillante. Borde atejado, sin diferencias con el menisco.
Algo apagado en nariz con evidentes síntomas de reducción prematura a pesar de las buenas condiciones de guarda de la botella. Hay apuntes de barniz, anticuario, frutos secos, cascarilla y una suave nota enranciada de fondo como a solera vieja y tablón. Maduro, tostado, con un punto de caramelo quemado, abocado, con sensaciones a pasas y algarrobas. No se trata de un vino decrépito, para nada, pero está en ese punto en el que la moneda pueda caer de cualquier lado.
En boca es ligero, fresco, fluido, de paso amable y sin muchas más complicaciones. Mantiene el nervio suficiente para no venirse abajo y una acidez cítrica aguantada sobre fruta licorosa, madura. Esperábamos más...
Un Tondonia "menor", diferente, que dista mucho de los grandes vinos del periodo 54-70. Tiene ese aire natural de la bodega, ese clasicismo tan propio pero le falta el plus de calidad de las mejores cosechas. Los setenta no fueron el mejor periodo para los tintos de López de Heredia. Aquí un ejemplo. Intentaremos volver a rescatar una de estas botellas para comprobar si estamos en lo cierto. Es de justicia darle una segunda oportunidad.
Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/12/vina-tondonia-1973-gran-reserva.html