Botella bordelesa nº 3210 de vidrio grueso y de notable peso.
Cápsula de calidad, corcho largo (4,9 cm) y de grosor más bien fino pero que ha cumplido perfectamente su función.
Extramos con sacacorchos de láminas y nos sale el corcho bañado en vino rojo granatoso oscuro hasta la mitad o más del mismo por algunas partes. Hay algunos cristales de bitartrato en el mismo. Huele muy bien.
Decantamos 2 horas antes de beberlo pues, de inicio, está bastante cerrado.
Servimos en buenas copas tipo Burdeos.
Sacado de vinoteca a unos 14-15ºC para atemperarse al consumirlo, al aire libre y a unos 18-19ºC.
Visual
Picota oscuro de bastante capa, ribete atejado-cereza-transparente, limpio (salvo leve poso al final), brillante y de muy bonita lágrima muy abundante.
Gran visual para un vino de 23 años. Corcho excelente y muy buen packaging. (9,4)
Nariz
Al inicio, como comentaba, está algo cerrado, pero cuando se empieza a abrir empieza a desplegar una aromática de tremenda complejidad.
Tenemos alta intensidad a fruta negra muy madura, notillas de higos secos, especias dulces por doquier, flores azules muy maduras, grandes balsámico-mentolados, tostados finos de maderas de enorme calidad, herbáceos, pimienta negra, laurel, notas de cacao y chocolate negro maravillosas, toques de resina de pino, ebanistería, ligeras flores marchitas en tercer plano, bastante mineralidad, tinta china, mina de lápiz y abundante monte bajo.
Gran nariz, equilibrada, muy bien definida e integrada y muy poco usual, de vinazo. (9,55)
Boca
Ataque maduro y de controlada potencia y contundencia, seco, sabroso, de muy buena acidez y frescura, volumen medio plus, densidad media plus, muy buen cuerpo y fenomenal estructura.
El paso por boca es una maravilla, redondo, maduro, muy equilibrado, de una elegancia y sedosidad apabullante, con taninos con cierto nervio aún pero ya muy bien domados, dulces y pulidos.
El final es larguísimo, con fruta negra madura apenas amargosa ya, cacao y chocolate negro, herbáceos, mentolados, sublimes tostados de madera en fondo de boca, mineralidad y especiados en un retrogusto, sencillamente, espectacular; la retronasal no le va a la zaga y es también de lo mejorcito que he probado en un tinto en un buen tiempo. Una pasada.
Boca incluso algo por encima de la nariz, equilibrio en estado puro, redondez, integración y frescura. No se cansa uno de beberlo. (9,7)
Vinazo a sus 23 años, maduro y en gran momento, en fase óptima todavía y con hechuras (acidez, taninos y estructura) para poder aguantar a gran nivel unos cuantos años más.
Su PVP, en su día, rondaba los 78€ aunque yo pude pillarlo en una liquidación a 55€.
Actualmente, en las añadas más recientes el PVP se ha disparado y es, además, bastante dispar: entre 108 y 170€ aunque, de media, suele rondar los 130-150€.
RCP buena sin más pues, evidentemente, después de 23 años es un vinazo pero el precio era (y es) también elevado.