Me ha pescado el corazón

Sí, estoy muy tierno con mis catas, pero siendo un 2015 (va por ti Oti), está tremendamente bebible, con fruta bien definida, nada mudo o tablonazo, que me ha pasado con otros vinos de la zona.

Y esa fruta se abre camino desde el principio a puñetazo limpio, con fruta roja y negra en sazón, con la madera muy bien integrada, con notas de coco que se funden con el café y cacao de los tostados. Tierra húmeda, monte bajo, balsámicos y flores azules siguen la senda marcada, con suaves cueros y especias picantes. Potente, larga, intensa, exhuberante... y frutal.

Una explosión de fruta en boca, con un tanino rugoso, pero amable, especias picantes que se van desplegando, junto con los balsámicos y una buena acidez... Así se muestra de inicio. Ahumados, notas minerales, esas notas de cuero y avainallados, con toques de coco, van detrás, con un toffee que le da un punto dulce a un conjunto fresco. Buena trama que le permitirá crecer aún más en la botella, sin perder mucha frescura ni fruta, porque tiene a capazos. Postgusto frutal y floral, sin rastro del alcohol. Es largo y jugoso.

Más... Parece que en esta añada han recuperado el temple, aunque sin el GRAN Alejandro ni en el grupo ni en este mundo, pintan bastos.

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