Este Beronia de 2000 es una maravilla.

Color rojo cereza de media capa y ribete granate teja. Nariz cerrada al principio que necesita como mínimo 60 minutos en decantador para desarrollar aromas de frutillos silvestres y sotobosque sobre notitas terciarias elegantes. Hay tostados vegetales, ahumados, balsámicos, maderas aromáticas en descomposición, pimienta, helecho seco y hojitas trituradas de árbol de pimienta falsa, con algunos matices que evolucionan muy levemente hacía sensaciones cárnicas dulzonas y especiadas con grosellas. En boca es muy rico, elegante y con fuerza sápida frutal pero muy equilibrado, que deja en el paso un popurrí de sensaciones de frutillos silvestres en confitura tostadita y dejes alicoraditos, llegando hasta un posgusto elegante, sápido, integrado y persistente. Por vía retronasal hay hojarasca, menta, sotobosque y frutillos rojos maduros. Cuando a un vino de Rioja le funciona bien el coupage de la Tempranillo con la Garnacha y creo que en menor medida con el Mazuelo, le otorga geniales matices y una boca tan estructurada y sápida que es una delicia. El problema es que quizás los vinos más actuales y recientes, han perdido parte de esa perspectiva desde su base. Lo noto en catas de Riojas muy viejos, de las décadas de 1930 - 1940 ( ahí están los Excelso de Franco Españolas que son unos ensamblajes históricos y vinos que te cambian los esquemas de los sorprendentes que son ) pero también en los Ardanza por ejemplo de 1994 - 1995. Este Beronia de 2000 es una maravilla, más en boca ( grosellas, frambuesas y moras con sotobosque ) que en su fase de nariz, aunque conforme se airea va mejorando mucho. Hoy por hoy podemos decir que Beronia es un ejemplo de éxito comercial, pero nunca debemos de olvidar que cualquier éxito comercial en vinos comienza por un éxito cualitativo en sus primeros vinos que salen al mercado, y esto es lo primero que debe de aprender cualquier comercial de vinos, que es la perspectiva de lo que ofrece.