Safrà 2019

Hablar de la uva mandó (y de la arcos) es hablar del mediterráneo, hoy en día las consideramos variedades minoritarias y curiosas pero tienen un pasado importante en nuestra región, un pasado bañado por la Mare Nostrum. A la uva mandó la encontramos en el Empordà, en el Pla de Bages y sobre todo en Valencia; en Mallorca (Illes Balears) también se considera autóctona y debió tener su presencia antiguamente pero actualmente es casi residual.
La mandó fue derrotada por la moda de los vinos con mucho grado alcohólico y mucho color. El renacimiento de la mandó tiene que ver con la sensibilidad actual del consumidor y del mercado de buscar vinos que destaquen por su finura. Con la mandó y otras variedades locales se recupera una esencia eminentemente mediterránea que ofrece al mundo vinos frágiles, frescos, gastronómicos y elegantes, aunque parezca un contrasentido.
Detrás de todas estas variedades delicadas del mediterráneo hay un movimiento precioso que busca poner en valor nuestro legado y nuestra riqueza vitivinícola; todas estas variedades locales nos permiten crear un relato y contar una historia, nuestra historia esculpida por el impacto de los rayos de sol y la magia de nuestras lunas.
La historia del Celler del Roure tiene que ver con la historia de un territorio, tiene que ver con la recuperación de una forma de hacer ancestral pero mirando hacia el futuro, tiene que ver con vinos modernos que nacen de vinos antiguos, estos vinos son el resultado de un viaje al pasado y de la recuperación de variedades vencidas.

Para hacer este vino la vendimia es manual, en cajas de 15 kilogramos, se lleva a cabo un despalillado parcial donde se deja un 30% de raspón y uva entera, se dejan actuar las levaduras autóctonas que se encargan de la fermentación alcohólica dentro de depósitos de acero inoxidable, posteriormente la fermentación maloláctica se realiza dentro de ánforas de barro antiguas de 2800 libros donde se alarga la crianza del vino durante 6 meses.
Color rojo cereza de capa media-alta con el ribete violáceo, limpio y brillante.
En nariz es muy expresivo, explosión de frutillas rojas frescas, fresas silvestres, grosellas, frambuesas con un toque más maduro de granada, cereza "del capellà" y ciruela "modronya"; toda esta fruta aparece con un trasfondo láctico. Entonces aparece la serie floral con un toque vegetal, lavanda y caramelo de violeta, todo acompañado por unos aromas de bosque mediterráneo que están en un segundo plano. Muestra unos aromas muy primarios, limpios, muy claros y muy mediterráneos; entre todos dibujan una paleta aromática atractiva y seductora.
La entrada en boca es potente y golosa, otra vez fina y seductora, encantadora, se muestra vivo, con un tanino que danza elegantemente con el paladar, buena acidez acompañada de un ligero amargor, serio y divertido, se muestra compacto, sin aristas ni fisuras, un claro ejemplo de equilibrio y armonía, no llama la atención por estridencia alguna sino por su consistencia, una maravilla de vino en un estado de forma espectacular.

Recomendado por 1 usuario
  1. #1

    Josep_Gallego

    Gracias, para mi es un vino de referencia con muy buen precio, y te agradezco que hables de estas uvas que para mi son el futuro de esta tierra, insisto en la zona de
    Fontanars ya tenemos grandes vinos pero veo un futuro aún mejor. Enhorabuena!

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