Tenemos entre manos este vino con una criamza combinada de 6 meses en barrica de roble francés y 6 meses en tanques de acero inoxidable. Botella bordelesa con una etiqueta mediana en tonos crema en su parte baja que deja libre la parte superior en donde aparece un sello redondo dorado con la imagen de un jugador de polo a caballo. La abrimos y dejamos respirar por espacio de media hora. El tapón un tanto corto y tintado unos 3 mm desde su base. Servimos a 16.5°C.

VISUAL: De color rojo picota de capa alta con el ribete en tono burdeos rosáceo. Lágrima escasa, de grosor medio, lenta y transparente (90).

OLFATIVA: Lo primero que nos viene a la nariz son aromas de fresas maduras e higos secos. Al agitar la copa aparecen notas especiadas de canela y vainilla, herbáceos de hierbabuena, apuntes a regaliz de palo, un ligero toque mineral a tinta china y de fondo sutiles fragancias de guindas en licor y un curioso recuerdo como a caucho. Bien de complejidad con una intensidad media (88).

GUSTATIVA: En boca nos encontramos un vino de buen ataque, acidez media y taninos bastante mulliditos. Paso por boca sedoso y aterciopelado, de gran amabilidad. Retronasal que nos recuerda a un culís de fresa con notas licorosas. Post-gusto largo, dos minutos y 35 segundos con sensaciones muy placenteras, equilibrio y elegancia la de este vino en pleno clímax a mi entender. Gran Malbec del que esperábamos menos la verdad. Grata sorpresa (90).

La RCP la considero muy buena. Cuesta unos 11 euros al cambio pero es un vino que roza el sobresaliente.

MARIDAJE: La botella cayó acompañando nuestra paellita del domingo. Perfecto maridaje el de este malbec con apuntes frutosos y especiados armonizando muy bien con las notas cárnicas y ahumaditas de nuestra paella de leña.

Salud-os!!