Garnacha natural

Cómo me alegra saber que el gran Antoliano Dávila tuviera reseñado este vino, además por dos veces. Ordenando mi bodega yo lo he visto hoy y he decidido abrirlo. El color es perfecto, nada de poso. Cereza con un ribete que no llega al teja, de capa media-baja y con bastante brillo, ¡bien!

Y a partir de aquí, tenia razón mi amigo Jesús, más conocido por estos lares como Vinogómez: había que darle mucho aire. Y eso que mucho, tampoco era suficiente, porque ese deje a acético no ha terminado de marcharse. Pese a todo, ha salido hasta la fruta roja (en sazón, por supuesto) y los toques a especias, sangre y piedras. Boca fluida, que va bien de acidez, sin madera y tampoco con un alcohol excesivo. El tanino sigue agarrando y haciendo salivar y la fruta es pura. En esta fase, la volátil se sube más. Final primario y especiado.

En términos generales, he quedado contento. Esperaba menos.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar