Amarillo pajizo. Limpio y sin gran brillo.

Lima-limón, anís, mentolados, pimienta negra, fósforo, sensaciones de frescura y mineralidad. Fase de gran austeridad y limpieza. Los aromas no evolucionan demasiado pero tampoco decaen.

Boca recta, apretada y sin ambages. Acidez brutal. Escasa presencia alcohólica y de barrica. Cada sorbo limpia la boca e incita a seguir bebiendo debido a sus marcados cítricos. Se nota una excelente materia prima y podría parecer que se trata de un blanco cosechado a tiempo y mínimamente tratado en bodega y sin embargo, nada más lejos de la realidad: las cepas están orientadas al sur, se recogen con una elevada maduración, la fermentación dura seis meses y se realiza en barrica de roble con “battonages” durante todo ese tiempo...

Final pedregoso.

Anselmo Mendes es uno de los “wine makers” más prestigiosos de Portugal. Este Alvarinho es un blanco racial, con unas formas y un fondo enorme.