Un PCE español profundo y estimulante. Potente: por su limpieza frutal, su

Un PCE español profundo y estimulante.
Potente: por su limpieza frutal, su nitidez aromática, su amplia presencia, su densidad. Luego en boca su largura, su persistencia milagrosamente desmesurada, su montaña de taninos maduros, vivísimos, excelsos.
Complejo: por sus ecos florales entremezclados con la buena fruta negra madura, el mineral, las especies, los recuerdos de regaliz que juegan a mostrarse en una sinfonía de una armonía desconcertante. En su boca se expresa con similar precisión, con el alcohol, la acidez y la dulcedumbre de sus taninos llevándose de maravilla desde el principio hasta su memorable final.
Elegante: porque se muestra equilibrado, pleno y redondo desde el primer golpe de nariz hasta el último trago, ofreciéndose sin tapujos pero sin perder nunca un cierto porte señorial. Es cercano y profundo, íntimo y misterioso.
Y luego su persistencia. Ese recuerdo que no quiere marcharse y se queda en la memoria y el paladar, y en la memoria y el paladar, y en la memoria y el paladar, y en la memori... Esa persistencia que lo situa definitivamente entre los grandes del mundo.

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