La finca Fillaboa, que en gallego significa “buena hija”, es la más grande del catastro de Pontevedra y una de las más antiguas de Galicia. Cuentan los historiadores que fueron los romanos los que por primera vez poblaron estas tierras, tal y como atestigua el puente romano de la entrada de esta finca y también quienes introdujeron el cultivo de la vid en la zona.(bodeboca.com).
Y tras esta pequeña reseña, hoy le toca el turno a este Albariño, Fillaboa 2010. Abrimos la botella y lo dejamos reposar unos 30 minutos previo a su cata. Se sirvió a 12°C. El tapón muy correcto, un poco corto.

VISUAL: Amarillo dorado, muy cristalino, con reflejos metálicos.

OLFATIVA: En nariz tiene un marcado carácter tropical, con deliciosos aromas de papaya, tamarindo y piña, acompañado de unos golosos recuerdos de crema inglesa. También intuimos algún recuerdo cítrico de piel de limón y toques herbáceos de tomillo y hierbabuena. De intensidad media-alta. Muy expresivo.

GUSTATIVA: En boca es potente, goloso y amplio. Su acidez es impactante y en retronasal apreciamos de nuevo notas de piña y ese carácter cremoso, como a natillas con un final un tanto salino. De persistencia alta, más de 2 minutos. Esos años en botella le han aportado carácter, lo han redondeado espectacularmente convirtiéndolo en un vino sobresaliente. Rico, muy rico. Impresionante Albariño, el mejor de estas vacaciones.

La RCP la considero excelente pues costó 15 euros en el restaurante.

Nos gustó tanto el vino y el restaurante"La Santina" en Ribadeo, que fuimos dos veces y repetimos vino. Un restaurante sencillo, con una gran variedad, todo muy fresco y a un precio fantástico. En la primera fue maridado con un extenso surtido de tapas: Ostras y mejillones de la ría del Eo, navajas, revuelto de erizos, gambas a la plancha y unas zamburiñas. En la segunda ocasión tomamos como entrantes otra vez ostras (deliciosas por cierto), unos calamares a la romana y habíamos encargado una suculenta caldereta de bogavante que resultó exquisita. En las dos sesiones el vino fue una estrella rutilante que compartió protagonismo con tan placenteras viandas, sin achicarse en ningún momento. De nuevo la compañía de la familia hizo que todo resultase una delicia la verdad.
Adjunto fotos.